Dando un pequeño vistazo a los 100 últimos años uno se horroriza al comprobar que la historia de ese período la hicieron unos locos desmadrados. Con sólo mencionar sus nombres me ahorraré infinidad de palabras. Stalin y Hitler. Últimamente, si no se lo para a tiempo, habría que agregar a Gadafi. En efecto, Adolf Hitler, ¡un simple cabo de origen austríaco! provocó la guerra más destructiva y cruel de toda la historia. Stalin diezmó con sus “purgas” a millones de personas y encadenó bajo el yugo de la Unión Soviética a otros tantos bajo la tiranía de la llamada Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS, para ser más breve. El beduino coronel Muamar Gadafi después de haber torturado, asesinado y depredado al pueblo libio durante 42 años, creó las condiciones para precipitar un conflicto bélico de consecuencias imprevisibles. Espero que el sátrapa Gadafi no se inscriba en el cuadro de honor de la historia.
Lo que sí estamos viendo es la revuelta progresiva del mundo musulmán en busca de libertad, frente a la permanencia de unas autocracias, unas más tiránicas que otras.
El conflicto libio empezó con el levantamiento libertario de los oprimidos por Gadafi. Los crímenes de lesa humanidad cometidos por Gadafi, determinaron al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, a tomar cartas en el asunto y aprobar el mandato del cese al fuego y, de no cumplirse el mandato, las potencias occidentales (no sé por qué no la OTAN que es el brazo armado de la ONU no fue puesta en alerta). Gadafi dijo aceptar ese mandato pero, al mismo tiempo, continuaba su ofensiva militar contra los rebeldes. En vista de esta contumacia, entró en acción la segunda fase que fue la injerencia justa de las Fuerzas Armadas aliadas, hora apodadas “la familia occidental”. Justa injerencia, digo, porque había sido legalmente autorizada por el mandato de la ONU y porque, Gadafi nunca había tenido legitimidad desde que subió al poder por medio de un Estado ilegal, y porque - él y sus hijos - han cometido inmensos latrocinios, torturas y asesinatos en masa a los ciudadanos deseosos de vivir en libertad.
Mientras tanto, crecen los movimientos de liberación en el mundo musulmán, cada uno buscando, a su manera, el premio de la libertad. Egipto ya dio un paso hacia la aproximación a un sistema democrático. Una gran afluencia de hombres y mujeres, acudieron a las urnas y decidieron una reforma la Constitución hasta ahora vigente. Y aquí deseo hacer mención de un hecho del que apenas se habla. Y es el factor femenino que alienta con fuerza, los anhelos de libertad. El Islam considera a la mujer como un ser inferior al varón. A estas alturas de la historia la mujer del mundo islámico, no sólo se libera de las restricciones a las que estuvo sometida, sino que “asalta” las universidades y alienta la protesta libertaria. Son “las heroínas del Islam”
En este trance dramático, no quedaron muy bien los líderes occidentales que sobaron el lomo a Gadafi y ahora lo combaten. Tampoco quedaron airosos Hugo Chávez, quién además de rendirle a Gadafi una visita de sumisión y pleitesía, le obsequió una réplica de la espada del Libertador Bolívar, ni Don Evo Morales que se enterneció con el sátrapa libio por los dólares que le regaló para la campaña política. Las personas y el mundo cambian. Esta vez, mirando al Islam con inquietud.
Fuente : José Gramunt de Moragas
Lo que sí estamos viendo es la revuelta progresiva del mundo musulmán en busca de libertad, frente a la permanencia de unas autocracias, unas más tiránicas que otras.
El conflicto libio empezó con el levantamiento libertario de los oprimidos por Gadafi. Los crímenes de lesa humanidad cometidos por Gadafi, determinaron al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, a tomar cartas en el asunto y aprobar el mandato del cese al fuego y, de no cumplirse el mandato, las potencias occidentales (no sé por qué no la OTAN que es el brazo armado de la ONU no fue puesta en alerta). Gadafi dijo aceptar ese mandato pero, al mismo tiempo, continuaba su ofensiva militar contra los rebeldes. En vista de esta contumacia, entró en acción la segunda fase que fue la injerencia justa de las Fuerzas Armadas aliadas, hora apodadas “la familia occidental”. Justa injerencia, digo, porque había sido legalmente autorizada por el mandato de la ONU y porque, Gadafi nunca había tenido legitimidad desde que subió al poder por medio de un Estado ilegal, y porque - él y sus hijos - han cometido inmensos latrocinios, torturas y asesinatos en masa a los ciudadanos deseosos de vivir en libertad.
Mientras tanto, crecen los movimientos de liberación en el mundo musulmán, cada uno buscando, a su manera, el premio de la libertad. Egipto ya dio un paso hacia la aproximación a un sistema democrático. Una gran afluencia de hombres y mujeres, acudieron a las urnas y decidieron una reforma la Constitución hasta ahora vigente. Y aquí deseo hacer mención de un hecho del que apenas se habla. Y es el factor femenino que alienta con fuerza, los anhelos de libertad. El Islam considera a la mujer como un ser inferior al varón. A estas alturas de la historia la mujer del mundo islámico, no sólo se libera de las restricciones a las que estuvo sometida, sino que “asalta” las universidades y alienta la protesta libertaria. Son “las heroínas del Islam”
En este trance dramático, no quedaron muy bien los líderes occidentales que sobaron el lomo a Gadafi y ahora lo combaten. Tampoco quedaron airosos Hugo Chávez, quién además de rendirle a Gadafi una visita de sumisión y pleitesía, le obsequió una réplica de la espada del Libertador Bolívar, ni Don Evo Morales que se enterneció con el sátrapa libio por los dólares que le regaló para la campaña política. Las personas y el mundo cambian. Esta vez, mirando al Islam con inquietud.
Fuente : José Gramunt de Moragas
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