Ay la corrupción, la corrupción de estado, siempre está delante del oportunista. Se encuentra desde el estado más recóndito y pobre de África, pasando por la América Latina y los cerrados estados comunistas de Asia hasta los países desarrollados de la Unión Europea, está bien, en distintas formas y magnitudes, pero, al parecer siempre está presente.
¿Es posible detener estos problemas “en seco” o es tan humano que puede suceder hasta con el gobierno del “partido de los hermanitos super super santos y ungidos” ?
Esa es en cierta forma la pregunta de la semana, es que cuando creí que los problemas de corrupción se debían sólo a falta de controles fiscales me encontré con que en el primer mundo estas cosas pasan igual.
Alguien me contó de un foro estudiantil cristiano en el cual llegaban a la conclusión de que la participación de un cristiano en política no era recomendable porque era algo “demasiado tentador”. Pero esa conclusión me resultó muy exagerada.
Nunca pongas las manos al fuego por nadie
1- El cristianismo profesa la creencia de que el ser humano es intrínsecamente malo desde el pecado de Adan y Eva, por lo tanto, el buscar hacer el mal (de la forma que sea) está programado en nuestra mente para conseguir lo que deseamos, sea dinero, poder o lo que quieras. El fin justifica los medios, sin embargo el ser humano es el único capaz de refrenar sus impulsos.
2- La corrupción de estado existe a varios niveles, desde el almacenero que no hace la boleta para evitar pagar el IVA, pasando por el usuario que utiliza una copia pirata de Windows en su PC (comprada en la calle, regalada, da lo mismo), hasta el jefe de gobierno que saca dineros fiscales y los deposita en cuentas privadas en un paraíso fiscal.
Con esto nos damos cuenta de una cosa, todos y cada uno de nosotros somos potencialmente corruptos, y definitivamente este no es un problema de la clase política, sino del conjunto de la sociedad.
¿La corrupción es un problema cultural?
Si cometemos pequeños actos de corrupción, no podemos pedir al gobierno de turno que sea un santo. Aunque corruptos hay en todas partes, quizás la ventaja esté en la cultura cívica de cada pueblo más que con el partido que gobierna, así es que hay países con regulaciones muy duras e instituciones transparentes y otros donde el secretismo y la impunidad son la norma. No es que Chile, Argentina o España sean o no países corruptos, la diferencia está en que el mismo personaje corrupto tiene más o menos posibilidades de recibir las consecuencias de sus actos.
¿Cómo se termina la corrupción?
¿Hasta qué nivel puede llegar la confianza en la honestidad de los demas?
¿Deberíamos ser más desconfiados?
¿Nos podemos aprovechar del Estado ya que el gobierno se aprovecha de nosotros? (como dicen algunos sabios populares) o bien ¿la honestidad del hombre común ayuda en algo a que el Estado funcione mejor?
¿Es posible detener estos problemas “en seco” o es tan humano que puede suceder hasta con el gobierno del “partido de los hermanitos super super santos y ungidos” ?
Esa es en cierta forma la pregunta de la semana, es que cuando creí que los problemas de corrupción se debían sólo a falta de controles fiscales me encontré con que en el primer mundo estas cosas pasan igual.
Alguien me contó de un foro estudiantil cristiano en el cual llegaban a la conclusión de que la participación de un cristiano en política no era recomendable porque era algo “demasiado tentador”. Pero esa conclusión me resultó muy exagerada.
Nunca pongas las manos al fuego por nadie
1- El cristianismo profesa la creencia de que el ser humano es intrínsecamente malo desde el pecado de Adan y Eva, por lo tanto, el buscar hacer el mal (de la forma que sea) está programado en nuestra mente para conseguir lo que deseamos, sea dinero, poder o lo que quieras. El fin justifica los medios, sin embargo el ser humano es el único capaz de refrenar sus impulsos.
2- La corrupción de estado existe a varios niveles, desde el almacenero que no hace la boleta para evitar pagar el IVA, pasando por el usuario que utiliza una copia pirata de Windows en su PC (comprada en la calle, regalada, da lo mismo), hasta el jefe de gobierno que saca dineros fiscales y los deposita en cuentas privadas en un paraíso fiscal.
Con esto nos damos cuenta de una cosa, todos y cada uno de nosotros somos potencialmente corruptos, y definitivamente este no es un problema de la clase política, sino del conjunto de la sociedad.
¿La corrupción es un problema cultural?
Si cometemos pequeños actos de corrupción, no podemos pedir al gobierno de turno que sea un santo. Aunque corruptos hay en todas partes, quizás la ventaja esté en la cultura cívica de cada pueblo más que con el partido que gobierna, así es que hay países con regulaciones muy duras e instituciones transparentes y otros donde el secretismo y la impunidad son la norma. No es que Chile, Argentina o España sean o no países corruptos, la diferencia está en que el mismo personaje corrupto tiene más o menos posibilidades de recibir las consecuencias de sus actos.
¿Cómo se termina la corrupción?
¿Hasta qué nivel puede llegar la confianza en la honestidad de los demas?
¿Deberíamos ser más desconfiados?
¿Nos podemos aprovechar del Estado ya que el gobierno se aprovecha de nosotros? (como dicen algunos sabios populares) o bien ¿la honestidad del hombre común ayuda en algo a que el Estado funcione mejor?
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