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domingo, 30 de enero de 2011

Semblanza del Partido Liberal

El liberal es un partido que no ha podido recuperarse ni reformarse. Un partido político que se autodestruyó dentro de la convivencia del Frente Nacional (1958-1974); después, en el período post-frentenacionalista, detentó el poder durante 20 años casi consecutivos desde 1974 hasta 1998, con los gobiernos de López Michelsen hasta Samper Pizano (20 años sólo interrumpidos por el gobierno de Belisario Betancourt), pero como partido en el Gobierno concedió la mitad de las administraciones al Partido Conservador, continuó aislado de la justicia social y entregado al clientelismo.

La conjunción frentenacionalista más el destinte ideológico posterior de los gobiernos sin oposición hicieron del liberalismo jirones fraccionalistas departamentales sin jefaturas o direcciones ideológicas. El conservatismo vivió la misma transmutación.
Después de finalizar el gobierno de Samper Pizano (1998), el Partido Liberal ha estado desvinculado del poder central, ausente de las decisiones gubernamentales durante 12 años, sin recuperar la Presidencia de la República y sin vocación real de poder. Uno de sus cuadros políticos regionales, Álvaro Uribe, que creció, se formó y benefició con el Partido Liberal, ganó como independiente la Presidencia.

Esos jirones los tomó Álvaro Uribe para erigirse como jefe de los sobrevivientes al bipartidismo burocrático. Obtuvo el poder en el año 2002 desconociendo a su Partido que no lo nominó ni postuló para esa campaña electoral; ha realizado dos gobiernos continuos con énfasis en la personalización del poder, el autoritarismo, inclinándose hacia el bonapartismo. De estado comunitario sin edificar, pasó al estado de opinión sin definir, sin opinión de los adherentes al proyecto personalista uribizado.
Durante los últimos ocho años consecutivos en el poder (1990-1998), los dos presidentes liberales (Gaviria y Samper) demolieron sus bases ideológicas y lo que quedaba de arrestos. La fallida política económica del primero (César Gaviria, 1990-1994), introdujo al país por la senda del neoliberalismo, arruinando el campo y a los microempresarios. No actuó como liberal de partido, ni respetó el pensamiento político y económico de quien le facilitó el triunfo, el candidato Luís Carlos Galán

El segundo, Ernesto Samper Pizano (1994-1998), no pudo gobernar y menos aplicar su concepción proteccionista de la economía, se dejó penetrar por la mafia, su administración permaneció judicializada y cuestionada en el exterior.

El Liberalismo, después del fallido gobierno de Pastrana Arango (1998-2002), no supo ni pudo captar ni exponer el discurso de la seguridad nacional para enfrentar a los actores armados; quien interpretó esa necesidad fue Uribe Vélez, derrotando a los demás aspirantes en esa contienda
El liberalismo, desde el año 2002, ha realizado una oposición forzada; sin ganas unas veces, esperando, al principio, los guiños del presidente Uribe o su regreso al seno del partido. En otros momentos hizo una oposición tibia para poder coquetear detrás de una porción burocrática, y en otros, una oposición errática por intentar ser condescendiente y no romper del todo las relaciones con el ejecutivo central.
Una sola senadora, Piedad Córdoba, en muchos momentos ha hecho más oposición sola que todo el Partido Liberal. Ella pertenece a la corriente socialdemócrata del partido, pero no ha podido hacer girar al liberalismo colombiano hacia posturas más progresistas; los sectores derechistas y centristas la han tenido entrampada, sin poderse tomar la dirección de la colectividad.

Las fuerzas parlamentarias del liberalismo, durante los primeros cinco años de los dos gobiernos de Uribe Vélez, nutrieron de profesionales a los movimientos políticos uribistas, esparcidos en siete organizaciones políticas oportunistas. Sus fuerzas parlamentarias se debilitaron por las disidencias y el transfuguismo.



Fuente Alberto Ramos





sábado, 1 de enero de 2011

Las mentiras más grandes de Hugo Chávez

La situación de Venezuela es alarmante. Eso como mínimo. Los continúos ataques a la propiedad privada, los insultos al sistema capitalista, que pasa a ser el demonio, mientras se busca implantar un socialismo que precisamente basa su poder en apoderarse de todo lo que el capitalismo es, en su más pura esencia, han llegado a un punto casi insostenible. Y es que ya casi nadie se fía de Hugo Chávez. Porque meinte tanto como habla. Pero lo peor de todo es que en una lucha desigual, que mientras él se salta todas las normas, los demás deben acatar las que el promulga desde la Asamblea Nacional.
De entre las mentiras más sonadas de Hugo Chávez, cabe destacar una con respecto a la propiedad privada, a la mala gestión pública, y a la falta de predicción de las anteriores inundaciones. Como habréis podido leer, el señor Hugo Chávez hizo firmar a buena parte de los hoteles de Caracas, un acuerdo de colaboración. Acuerdo, que como me informan fuentes directas, sino firmabas, llegaba la Guardia Nacional y te expropiaba lo que era tuyo, y pasaba a manos de la alcaldía. Así, viendo lo ocurrido, a los hoteles no les quedó más que acatar, y ver como en temporada alta, sus habitaciones se llenaban de afectados por las lluvias, porque Chávez ni hizo mejoras para evitar catástrofes, ni pensó en que si eso sucedía, donde metería al pueblo. Así se apoderó de lo que el capitalismo había dejado.

Y estos hoteles de la capital de Caracas, vieron como ayer, caducaba este acuerdo de colaboración, pero desde el oficialismo nadie se pronuncia. Y los afectados siguen allí. Mientras, a los hoteles, que ya no tienen habitaciones, ni ingresos, les toca seguir pagando la luz, el agua y al personal. Y por ahora no hay fecha fin, aunque el acuerdo de colaboración hablaba de 30 días, ya se sabe como es este Socialismo del Siglo XXI, en el que las mentiras más sonadas de Hugo Chávez son sin duda la mejor representación de que el sistema es solo la ruina para el país y su población.