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miércoles, 27 de julio de 2011

VERDAD Y POLITICA

La verdad y la política nunca se han llevado muy bien, entre ellas siempre hay algo… La mentira. Muchas personas hablan sobre los políticos y sus mentiras, es aquí donde empieza esta exposición, con el fin de entender el papel de la verdad en el mundo de la política.

La mentira se considera como una herramienta necesaria no solo para los políticos, sino también para la sociedad en general. Si determinamos una situación de medios – fin, supongamos que la política se plantea un objetivo, la mentira es una gran posibilidad y medio efectivo para cumplir con el mismo, de usarse verdades tal vez no funcionaría de la misma manera.

¿Por qué el autor hace hincapié en Platón?

Platón trajo un mundo de ideas referentes a la política, tiene un amor hacia la mentira del cual podemos percatarnos en sus adagios.

Los pensamientos platónicos no abarcan una creencia en la mentira organizada que crea en sí una red de engaños, el arma perfecta en contra de la verdad. 

La verdad puede poner la vida en peligro, según la filosofía de Platón. “Dar falso testimonio entra en el catálogo de grandes pecados”. En fin, la paradoja entre la verdad y la política tiene un punto medio, la opinión pública.

Comúnmente la sociedad cataloga a la mentira como algo malo, aquí no podemos justificar a la mentira, de lo que si se puede hablar es de ella como herramienta o medio para justificar algún fin.

Ahora hablemos de una red, red que se forma cuando la política se sirve de los medios para elaborar sus engaños, detrás de los media hay poder, y el poder es política. Los medios de comunicación tienen la capacidad de crear la opinión pública entre la sociedad, y si la política les dice a los medios que decir y los medios a los receptores que pensar, la red de engaños esta consumada. 

GLOSARIO


ADAGIO: Sentencia breve, composición que hace referencia a lo que alguien dijo acerca de cualquier tema.

COFRADES: Esta admitido al pueblo o hermandad.

FALAZ: Embustero, falso.

MEOLLO: Juicio o entendimiento.

INOCUO: Que no hace daño.

PARADOJA: Idea extraña u opuesta de la común opinión, y al sentir de los hombres.

QUIMERA: Se propone a la imaginación como posible o verdadero sin conocer el verdadero juicio.

FALIBLE: Algo viable, cierto.





Fuente : Dulce Duarte

domingo, 24 de julio de 2011

La sucesión de Chávez


En la historia universal y en particular en la de  nuestro país, la sucesión de un caudillo es algo inédito, nadie sabe quién o quiénes lo relevarán en el mando, porque generalmente se produce una pugna  entre quienes le rodean, excepto que sea sustituido mediante el voto universal, directo y secreto, tal como está planteado y es factible que se produzca  en Venezuela en las elecciones de 2012.
         De allí que lo menos traumático, lo menos riesgoso, para los venezolanos sería que la Alterativa Democrática gane las elecciones presidenciales, si el General Rangel Silva no decide cumplir sus amenazas de desconocer los resultados electores. En ese caso la sucesión de Hugo Chávez seguiría siendo inédita. Nadie sabe si el Jefe del Comando de Operaciones Conjuntas (COC) será oído o desoído por sus subalternos, por la Fuerza Armada como institución, e incluso qué podrá pasar en las calles de las principales ciudades del país, ante en una posible movilización de los electores burlados y del pueblo en general que aspira a la consolidación de un gobierno democrático, federal y alternativo como lo establece la constitución nacional. Para esto último se requiere elegir un candidato que tenga peso específico personal, que su voz sea oía y respetada en la Fuerza Armada y en el pueblo, que asuma desde su proclamación como Presidente, la Comandancia en Jefe de la Fuerza Armada, dispuesto a correr todas las consecuencias que se desprenden de  un cambio de una autocracia por un gobierno democrático. Nada fácil, pero posible,  e imprescindible para el rescate de las libertades públicas en nuestro país y  para reconstruir una nación dividida y lograr una convivencia civilizada, sin exclusiones y sin retaliación alguna, en la que impere el Estado de Derecho.
         Cualquiera sea la modalidad de la sucesión del Comandante Presidente, los venezolanos viviremos momentos difíciles, muy complicados o  por lo menos muy tensos si se impone la racionalidad. En el caso de muerte del Presidente, lo cual no es deseable para ningún cristiano o ciudadano democrático, los mecanismos para sustituirlo en el poder están establecidos en la Constitución vigente, pero ello no parece ser garantía de que los chavistas que controlan la Asamblea Nacional y el Poder Judicial, estén dispuestos a respetarlos. Es decir, encargar el Vicepresidente para que termine el período constitucional y el CNE continúe con el proceso electoral en forma pacifica y transparente, presionado por las circunstancias.
         De acuerdo con las informaciones que circulan en los medios políticos nacionales, que revelan la existencia de grupos chavistas, civiles y militares enfrentados, sin que entre ellos surja un liderazgo respetable para la mayoría, lo que se vislumbra es un forcejeo que puede dar origen a peligrosos episodios de violencia, sólo evitable si la Institución Armada decide desarmar a los civiles, sin descartar cierta resistencia por alguos grupos formados por los más fanáticos defensores de la autocracia chavista.
         Y aunque el Presidente no muera antes del 2012, como lo desea el mundo democrático, pero como consecuencia de su grave enfermedad llegase a no poder ejercer las funciones de un Jefe de Estado, la difícil situación que atravesará la nación será igualmente de resultados impredecibles. Los grupos chavistas en pugna tratarán de abrirse paso hacia la sucesión al margen de la legalidad, como han venido actuando por estímulo del discurso virulento de su caudillo.
         Todo indica que lo peor que le ha sucedido a nuestra nación es haber elegido a un Presidente con una concepción personalista, caudilllesca, autoritaria del ejercicio del poder. No sólo por lo que ha significado como un retroceso en la consolidación de la democracia que venía evolucionando desde la muerte del dictador Juan Vicente Gómez, con la interrupción de la dictadura del General Marcos Pérez Jiménez, sino también porque al considerarse único, con mandato providencial de la historia para hacer una revolución, eterno en el poder, no permite que a su lado, en su caricatura de partido, surja uno o varios dirigentes que lo puedan sustituir democráticamente. Hugo Chávez no sólo se ha rodeado de fanáticos e incapaces, porque todos no lo son, sino de logreros y oportunistas que lo apoyan a él como lo harían con cualquier gobernante complaciente o cómplice que les permita enriquecerse ilícitamente. Por eso la corrupción administrativa es mayor en su gobierno que en la que ha existido a lo largo de nuestra historia contemporánea, tal vez únicamente comparable con la  que se produjo durante la dictadura de Juan Vicente Gómez, en un país de analfabetos, fácilmente manipulable por un tirano apoyado y justificado por un grupo de teóricos y apoyadores del ¨cesarismo democrático¨.
         Ante este deslumbrante y peligroso panorama político de hoy y del próximo año, cuando nos corresponde por mandato constitucional elegir un nuevo Presidente de la República, los venezolanos no debemos ni podemos equivocarnos. Para ello hay que poner de lado las emociones del momento, la propaganda mediática, los cálculos personales o de grupo, y meditar acerca del candidato que vamos a elegir en las primarias de la MUD, para enfrentar a Hugo Chávez o a quien él escoja como su supuesto heredero. Sin negar méritos a ninguno de los precandidatos, pienso que hay que reflexionar en torno al momento complicado y complejo que atravesaremos en los próximos meses.
En nuestra opinión el país requiere un candidato del coraje y la empacadura intelectual y presidencial de Antonio Ledezma, quien por ahora no aparece favorecido por las encuestas, lo cual no le preocupa en demasía, porque igual figuración le asignaban las mismas encuestadoras cuando fue candidato a la Alcaldía Metropolitana, y todos conocemos los resultados: derrotó a Aristóbulo Istúríz y a Hugo Chávez en Caracas. El país, me decía un amigo y prominente economista, puede seguir el ejemplo que Caracas dio.  

 Fuente :Juan Páez Ávila
 

domingo, 17 de julio de 2011

Crítica constructiva

La crítica constructiva

La crítica constructiva se fundamenta en el propósito de lograr un cambio favorable que beneficie a los demás. A través de ella se desarrollan los valores de lealtad, honestidad, sencillez, respeto, amistad, siempre y cuando podamos criticar y ser criticados con respeto.
Con frecuencia, corremos el riesgo de sujetarnos únicamente a nuestro punto de vista sin atender a las necesidades o propósitos que tienen los otros, por eso es necesario abrir nuestra mente, y aceptar la corrección y la crítica del otro. Se trata de un asunto de co-evolución, ya que hacer una crítica constructiva para ayudar a los demás es una actitud madura, responsable y llena de respeto por nuestros semejantes. Cada vez que una persona desea expresar su opinión o inconformidad con intención de rectitud, quiere hacer una crítica constructiva.
Te damos los siguientes consejos para crecer como persona, aceptar la crítica constructiva y poder darla.
Escuchar con cuidado
A veces somos tan susceptibles, que sin la aclaración pertinente de que nos hacen una “crítica constructiva” nos sentimos agredidos. La idea es ser más sencillos y maduros y encontrar en cada corrección una oportunidad para cambiar y mejorar nuestra forma de vida. Es muy común que nos quejemos por todo lo que nos disgusta del trabajo, la casa, las personas, pero muy pocas veces hacemos un juicio objetivo y valiente sobre nuestro comportamiento y modo de pensar. De ahí la importancia de prestar atención a la crítica que ayudará a “construir” nuestra madurez.
Ser autocríticos
Antes de criticar a otro, debemos mirarnos a nosotros mismos y reflexionar sobre:
-Examinarnos con el mismo rigor y criterio, no sea que tengamos los mismos defectos.
-Reconocer nuestras intenciones, sentimientos y estado de ánimo antes de pronunciar las palabras.
-Proponer descubrir lo bueno que tienen las personas, las instituciones y las circunstancias, que son las mismas que nosotros compartimos.
Una habilidad social
En la cotidianidad, todo tipo de crítica ofrece una opinión distinta a la nuestra, un punto de vista discrepante sobre lo que hacemos o pensamos y, por ello, nunca carece de interés. Una de las habilidades sociales más convenientes de aprender es el manejo de la crítica, ya que es una estrategia básica para solucionar problemas y conflictos interpersonales. Al recibir una crítica pongámonos en la posición del otro, y viceversa. Tenemos que ser conscientes de que las propuestas de cambio pueden ser acogidas con desagrado por lo que debemos planificar una secuencia que facilite la aceptación de la crítica. Por eso sigamos estos pasos:
-Definamos el objetivo a criticar y clarifiquemos nuestro comportamiento.
-Describamos la conducta o situación que deseamos criticar, expresándonos con mensajes en primera persona, ya que son nuestras opiniones.
-Si es oportuno, elogiemos los cambios puestos en marcha  valorando el esfuerzo que han requerido de la otra persona.
Si nos corresponde hacer una crítica. Tomemos en cuenta que la crítica o corrección tiene que surgir con respeto. La persona tiene que percibir que está siendo corregida porque se le quiere, no por envidia.
-Utilizar el tono adecuado. El objetivo no es vencer, sino convencer.
-Buscar el momento adecuado. En ocasiones una corrección deberá diferirse hasta que consideremos que la otra persona ha madurado lo suficiente para poder recibirla.
-Evitar herir el orgullo del otro. Sería conveniente demostrar que también necesitamos ser corregidos en muchas cosas.
-Quien corrige no se debe limitar a indicar los defectos, sino que debe de ofrecer un acompañamiento para superarlos.
-Tengamos en cuenta que cuando un defecto está muy arraigado en una persona, es posible que necesite tiempo y paciencia hasta llegar a superarse.
Estar abiertos a otras opiniones
Del otro lado del espejo, ahora somos nosotros los que recibiremos la crítica constructiva. Estemos atentos a:
-Ser consciente de que hay muchos defectos propios que ignoramos pero son visibles a los ojos de los demás.
-Aprovechar la ocasión para intentar cambiar actitudes o defectos que ya conocíamos.
-Si es necesario, pedir ayuda a quien nos corrige, y confiar en que superaremos los defectos.
-Y ante todo, querido lector, razonar que es mejor ser criticado, que ignorado.